Aquel momento de éxtasis que abrió mis ojos hacia el paraiso, la sed que no podia ser calmada y que había cesado. Dos labios suaves, ni muy finos ni muy anchos, tan delicados y refinados que sobre los mios se habían posado, había saboreado el placer y la libertad, había tomado las nubes con mis manos.
Era increíble estar a su lado, eran sus ojos, eran sus manos, haciendo imposible dejar de mirar aquel rostro, aquel cuerpo desnudo temblando junto al mío, dos brazos que adoptaban posición de protección estando yo dentro de los mismos. Conocí el verdadero amor por que lo tuve frente a mi.... lo besé, lo abracé le hice el amor muchas veces pero también un día lo perdí....
Se sentía dentro de mi la sangre correr, mi corazón latir, podía percibir cada parte de mi vivir, y aun recuerdo cuando simplemente se detuvo la vida en cada uno de mis sentidos, al saber que más nunca lo volvería a sentir. Recordando cada uno de los besos que dejó en mi alma, de esos besos que te tocan los huesos, el viento me inmovilizó. Mil lágrimas no fueron suficientes, el dolor no se fue, permanecía en mi y lo sentía cerca pero no estaba allí, mi cuerpo lo buscaba pero la vida cambio.
De nuevo se coló en mis huesos el beso que llevaba junto al corazón, sentía como alas que me salvaban del dolor, cada parte de mi ser vive y muere en su recuerdo y en cada uno de los besos que aun guardo por dentro, esos besos del alma que recorren todo el tiempo mi piel, si tan solo pudiera definir como es su frenesí, como se desataban las pasiones sin que existiera el tiempo, quizás muchos sabrian en que consiste el amor, tal vez la vida seria mejor o a lo mejor no.
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